Cuentos: cómo nace una flor

Son las 19:30 pm del 9 de septiembre de 2008. Es un día muy caluroso. y estoy cansada porque tengo 40 + 4 semanas de embarazo, la fecha prevista para el nacimiento era el 5 de septiembre. Sigo trabajando porque tengo mi propio negocio pero en los últimos días es muy difícil porque las energías se están acabando.
Vuelvo a casa, mi esposo y yo cenamos y nos seguimos preguntando cuándo llegará el momento adecuado y, sobre todo, ¡SI llegará algún día porque he perdido la esperanza!
Me siento en el sofá, abro la pc y escribo algunos correos electrónicos. De repente siento una extraña sensación de "mojado", así que voy al baño y me doy cuenta de que estoy perdiendo unas gotas de agua. Salgo del baño y le digo a mi esposo "Tal vez lo estamos, creo que se está rompiendo aguas". Hace clic y me pregunta "¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿-¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿ porque cada vez pierdo más líquido, así que me paro en medio de la sala mientras él tira unos Scottex al suelo para recoger el agua, ¡me da risa!

Decidimos tomárnoslo con calma, aun no tengo contracciones, Estoy muy bien.
Nos duchamos, tomamos las últimas cosas y sobre las 23:30 nos dirigimos al hospital.
Las parteras no están particularmente felices de vernos... las salas de parto están llenas y hay un poco de confusión. Al rato me visitan, la dilatación no es ni un dedo, mientras tanto empiezan las contracciones, pero no muy fuertes.
Me meten en una habitación de la sala y envían a mi marido a casa.
Trato de dormir pero inmediatamente me doy cuenta que no será fácil porque las contracciones son cada vez más intensas y dolorosas, de hecho no cierro los ojos.
A eso de las cuatro me visita una partera, dice que estoy dilatada apenas un centímetro, me ajusta el monitor y mientras tanto me empieza a hablar de su matrimonio… La mataría porque cada vez estoy peor. y me gustaría estar en cuclillas en silencio en la cama.

En la mañana sigo ahí, me visita el ginecólogo, estoy con fuertes contracciones, dice que mido cuatro centímetros, llama a la sala de partos y dice “le mando abajo a la señora porque está con problemas en ¡Mi oficina!".
Llega mi marido, vamos a la sala de partos y creo que no aguanto más de una hora.
Son cerca de las diez de la mañana.
A las dos de la tarde sigo ahí, todavía 4 centímetros, dos comadronas me masajean la espalda, una me rocía el remedio de rescate en la boca (!), la otra me masajea la cabeza con un aparato, quisiera matarla pero no no te atrevas a decirle...
Mi marido me dice "tranquilo" y casi me lo como!

Los probamos todos, en la ducha, sentados en la pelota... nada.
A cuatro patas sobre el caballo... nada.
Vuelta a la pelota pero fuera del agua... nada.
Llega la tarde, me dicen que la situación no se mueve y que me mandan de nuevo a sala... PERO ESTAMOS LOCOS???????????????
Yo digo que no existe, mi esposo lleva aparte al ginecólogo y le dice que de ahí no me muevo. La sola idea de estar en la habitación con gente alrededor me vuelve loco.

Así que por suerte aceptan dejarme ahí pero vengo abandonada porque hay otras parturientas y no doy señas de parto inminente...
Me quedo con mi esposo a quien aprieto el brazo con cada contracción.
Repetidamente pido epidural pero las matronas dicen que no, no es el momento, que me voy a la cesárea si me la hago....... ¡BALLE!
Finalmente a eso de las 20 de la noche llega un ginecólogo y les indica a las parteras que estoy agotada, tengo demasiadas horas de trabajo de parto y no me quedan fuerzas. La dilatación es siempre de sólo 4 centímetros.
Él dice que tiene una epidural pero las parteras siguen estancadas, quisiera matarlas.

Insistimos en tenerlo y POR FIN a las 20:30 me lo hacen, en dos segundos paso del infierno al cielo.
Todo el dolor desaparece, me siento como si estuviera en Hawai en la playa.
Empiezo a enviar mensajes de texto, llamo a mis padres, no puedo dejar de hablar y lloro de alegría.
Estoy tan relajada en la penumbra, tomando un poco de té caliente, solo mi esposo y yo.
Después de unas dos horas me visitan, digo que me gustaría otra dosis porque quiero descansar un poco más pero la matrona me informa que (milagro!!!!) Estoy dilatado por 10 centímetros, ¡aquí vamos!

La epidural favorecía la dilatación porque me relajaba por completo mientras que antes con cada contracción me ponía rígida.
Trabajamos duro, yo, mi esposo y dos parteras, me siento en la silla holandesa (un taburete bajo con un agujero central) y empiezo a pujar. Siento las contracciones aún débiles de los restos epidurales.
Después de una hora todavía nada, llega una ginecóloga que me hace levantar de la silla holandesa porque dice que se hace mucha presión en los genitales y nota mucha hinchazón. Me quejo un poco porque estaba bien allí. Intentan ponerme en la cama acostado pero es un desastre.
La comadrona mayor me dice "agachate contigo al borde de la cama", no quiero pero lo intento.
Me mantengo en el borde de la cama, del otro lado está mi marido que me da su brazo para aferrarme a él y me mira a la cara. Estoy en cuclillas con las rodillas dobladas, un empujón... inténtalo de nuevo, dos empujones, se ve el pelo (¡es negro!), tres empujones... siento que se me sale la cabeza, la matrona dice "llama al pediatra". , allá vamos” , entonces me dicen “ahora no empujes más, no empujes más”…… lo intento pero es difícil… unos segundos y escucho un “pececito "Salir......... .. NACE DAISY!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! !!!!!!!!!!!! !!!!!!!!!!!!

Son las 00:44 del 11 de septiembre de 2008.

Me doy la vuelta y la veo, nuestro amor, nuestra pequeña. Me lo pasan envuelto en un paño verde, no sé cómo tomarlo, me dicen “la tapa no les va a dar frío”, pero yo estoy en pendiente. Lo tomo y se lo paso a mi marido, lo miro.... tiene los ojos muy abiertos y la cara de asombro, parece decir "¿Quién eres? ¿Qué hago aquí?". No llora ni por un momento, sigue apretando los puños y con los ojos bien abiertos con una expresión tan tierna y dulce que aún hoy conserva.
Mi esposo corta el cordón y se va con ella y el pediatra a la visita.
Me quedo allí para el alumbramiento de la placenta que ocurre inmediatamente.
Estoy lleno de adrenalina, feliz, emocionado.

Mi esposo está de regreso con Margherita, ella es hermosa. Lleno de pelo negro, todo rosa. Pesa 3,450 kg.

Vamos solas al dormitorio, ella está en la guardería. Dicen que me lo traerán más tarde.
Mi marido llega a casa, son como las tres de la mañana y está agotado, más cansado que yo porque tengo la adrenalina en el cuerpo que me hace despertar.

Me quedo solo y después de una hora me traen a mi niña. La lavaron, la vistieron con un lindo mameluco y le pusieron aceite en la cabeza. haciéndola la "banana" con su pelo. Sus mejillas están llenas y sonrosadas y duerme felizmente. Creo que es un milagro, que la vida es realmente asombrosa.

Aquí, este fue mi nacimiento. Larga, dolorosa pero fantástica.
Así nació mi Margherita, mi flor





Añade un comentario de Cuentos: cómo nace una flor
¡Comentario enviado con éxito! Lo revisaremos en las próximas horas.