
De nuestro foro sobre aborto espontáneo, la historia de una de nuestras usuarias que quiso compartir con nosotras una muy mala experiencia.
Declaro que escribiré todo lo que he pasado, un poco para liberarme y tratar de mejorar, la historia es mala y no la recomiendo para aquellos que son demasiado sensibles para leerla.
Todo comenzó el 2 de marzo, me desperté una mañana listo para enfrentar el día y, en cambio, después de orinar terribles manchas de sangre de color rojo brillante en el papel higiénico.
Estaba en la semana 11 y el pánico es inevitable, llamo a mi esposo y le digo que me lleve al hospital, pero antes que nada llamo a mi gine que también es una amiga. Me dice que vaya directo a su consultorio, me dice que el niño está bien pero que tengo que estar en reposo absoluto que no me deja hospitalizar porque en casa me siento mejor con mi familia y me da todo el terapia a seguir; amenaza de aborto este es el diagnóstico, me dice que tenga la seguridad de que la mayoría de ellos funcionan.
En casa me quedo en cama 15 días sin hacer nada, levantándome solo para ir al baño, mi dulce esposo me lo trae para comer. Los dolores comienzan con fuertes contracciones y el 19 de marzo, después de una noche totalmente desvelada, voy al hospital, donde estoy hospitalizado. Ok digo que necesité hospitalización, lo importante es que todo salga bien.
Adjunto a las infusiones durante 5 dias empiezan a desaparecer las perdidas, el 27 de marzo me mandan de vuelta a casa, tengo que seguir la terapia y descansar ya los 7 dias hacer el chequeo. Mientras tanto mi marido recoge los resultados del bi-test y los llevamos juntos al hospital el 1 de abril para mostrárselos en el gine y me da eco de control y todo ok, el bebe está bien, él me envía a casa para vernos más tarde de visita el martes después de Pascua.
El 4 de abril, día de Pascua, las pérdidas se han ido, ni siquiera los "residuos" y creo que mi pesadilla ha terminado, pero el día después de lay las pérdidas y las contracciones se reanudan con más fuerza que antes y todo ello sin haber parado nunca la terapia ni hecho el más mínimo esfuerzo.
Llamo al gine y me dice que si aumentan vuelvan a la clínica, sino que nos vemos al día siguiente como estaba previsto. Al día siguiente vuelvo sin dolor y con muy pocas pérdidas, pero a la hora de la ecografía me dice que el bebé está sin líquido.
Al principio no entiendo la gravedad, pero me hospitalizan de nuevo por vía intravenosa y mi terapia es beber mucha agua para que el líquido se vuelva a formar. Mientras tanto, estoy en la semana 15. A los 2 dias me vuelven a hacer eco y me dicen que se esta reformando un poquito de liquido.
Suspiro de alivio y sigo bebiendo mucha agua 4 litros al día con más gotas adheridas. Por la noche, sin embargo, me enfermo de fuertes dolores que me llevan a reponer todo lo que tenía en el estómago, y así comienza mi verdadera pesadilla, una noche de contracciones, las más dolorosas que he sentido, cada 15 minutos estaba en el baño para hacer pipí y las pérdidas eran pocas, pero los dolores demasiados y demasiado fuertes.
En un momento en medio de la noche me orino de nuevo y Siento algo bajando de mi cuerpo y hace un chapoteo en el agua del váter, me pongo a gritar, no sé qué es, mi vecina de cama llama a las enfermeras que enseguida corren, me llevan a la cama y rebuscan con la matrona dentro del váter a ver qué hay, en al final es solo un coágulo de sangre del tamaño de un puño, el médico de turno me calma, el dolor cesa y me duermo.
A las seis de la mañana, hora de la temperatura, tomo el termómetro y me pongo boca abajo ya que estaba a mi lado y escucho que sale un lago de sangre, inundo la cama y me llevan de urgencia a la ecografía, late el corazoncito pero el poco líquido formado se ha ido.
Después de unas dos horas, el médico jefe me visita y me dice que no hay nada más que hacer por mi bebé. Rotura prematura de las membranas amniocoriales y desprendimiento casi total de la placenta. Pero su corazoncito late rápido, no quiere darse por vencido.
La desesperación es enorme, me dejan muriendo de comida y agua todo el día, por la noche me hacen eco creyendo que el corazoncito se ha detenido y listo para inducir el parto, pero él está ahí. Al día siguiente sigue siendo el mismo, vistiendo es la espera de espera que el corazón de tu hijo, tan querido y buscado, deje de latir.
Así pasan todos los días entre una visita y una ecografía, los lunes rechazo los medicamentos, de nada sirve hacer spasmex si las contracciones deben estar ahí para dar a luz. El martes, el médico jefe me plantea la posibilidad de interrumpir el embarazo durante las visitas de rutina, pero me niego en mi opinión, es solo la naturaleza la que debe decidir cuando interrumpir mi embarazo, yo no.
Pasan los días en una situación que siempre es la misma hasta la noche del jueves donde otra hemorragia importante me hace decidir interrumpir este embarazo tan deseado que, según me hizo entender el ginecólogo, me estaba llevando a una anemia grave, dado el sangrado constante que tenía día tras día.
Por lo que me trasladan a otro hospital donde se realiza esta “operación” en el cuarto mes de gestación. Llego destrozado a esta otra estructura donde no conocía a nadie y enseguida me dicen que tengo que hacer una visita psiquiátrica y que sin el consentimiento de este no hubiera podido hacer nada. y así todo se pospone para el lunes.
¿Pero digo que no fue suficiente toda la tortura a la que fui sometido? Pasa el viernes y llega el sábado y en la tarde comienza de nuevo un dolor insoportable, mi temor es que de otra hemorragia, ya estaba muy débil que casi no me podía poner de pie. Llamo a la doctora de turno para advertirle los dolores que son demasiado fuertes y me trata muy mal, casi como si la estuviera molestando. Me dice que tuve que sufrir mucho y si quería que todo terminara no tenía que ir al hospital un viernes sino un martes cuando podía hacer algo., no cuando el psiquiatra no estaba allí. ¡Como si pudiera elegir la decisión más cruel y difícil de mi vida en base a su calendario!
Sin embargo la doctora me visita y no hay dilatación y ni siquiera me hace una ecografía x para ver si aún había latidos me manda a la cama y al rato los dolores se van solos, pero vuelven después de un hora pero esta vez son diferentes y despues de la visita el ginecologo (otro ya que habia cambiado de turno entretanto) me dice que tenia 3 cm de dilatacion. Mi hijo quería darme el regalo de dejarlo así sin que yo interrumpiera nada. A las 23,20:17 del 04 2022 120 di a luz a mi bebé, un niño de XNUMXg se apagó en cuanto vio la luz, yo estaba en la semana 16.
Quería escribir mi historia, pido disculpas si es muy larga, pero espero haberme quitado un peso del corazón. Acepté esta situación, siempre rezo por mi bebé que ni siquiera quería ver, hubiera sido demasiada agonía.
Solo quería decirles a los que pierden un hijo de la noche a la mañana que es mejor perderlo de repente y llorar de inmediato que llorarlo cuando su corazón aún late dentro de ti y esperar a que deje de llorar una y otra vez.