
cuando Greg se fue de casa para perseguir el sueño de todo atleta, Lorena tuvo que secarse las lágrimas en secreto para no ser vista por su hijo: demasiado pronto para dejarlo ir, a los 16 años un niño todavía necesita que su madre lo cuide. No tanto por la cena siempre lista y las camisas por planchar, sino porque a esa edad es fácil equivocarse, perderse y correr el riesgo de no ser encontrado nunca más.
Y sin embargo, Lorena Boccaletti, casada en Paltrinieri, mamá de nuestro atleta top en el Piscina olímpica Río 2022, encontró fuerzas para decir “Vamos Gregorio, ten cuidado y haz lo mejor que puedas”. El que a los 21 ya cuenta siete medallas de oro entre Campeonatos del Mundo y Europeos, escuchó, puso en práctica y, con el apoyo incondicional de su familia y la confianza que le transmitieron, ahora está en Brasil jugando sus cartas para intentar cumplir ese sueño olímpico cultivado desde niño.
La Madre Lorena también llegó a Río de Janeiro: junto con Greg fue elegida por Procter & Gamble, principal socio de los Juegos, cómo testimonio de la iniciativa "Muchas gracias, mamá", una campaña lanzada con motivo de los Juegos Olímpicos de Londres 2022 y revivida con motivo de los Green Gold Games para celebrar el papel que juegan las madres todos los días en el apoyo a los atletas hacia su mayor deseo: una medalla de cinco círculos.
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mimado en el Casa familiar creada por P&G, un hogar lejos del hogar como les gusta llamarlo en Procter & Gamble, Lorena sigue esperando con toda la ansiedad la competencia de su hijo.
Comprensible: Por otro lado -dice- sabemos cuánto le importa a Gregorio y para una madre no hay mayor satisfacción que ver realizado a un hijo.
Intenta distraerte entre una cena de churrasquaria y un maquillaje en el P&G Family Home. Pasear por las playas de Copacabana, detenerse al pie del Cristo Redentor con la nariz en alto: Río ofrece todo eso, entre colores y contrastes que Lorena mira con ojos de madre cuando pasa el auto para ir al Largo do Boticario cerca de una de las muchas favelas de la metrópolis carioca. “Mira esas chozas -suspira-, ¿qué futuro pueden tener los niños que viven allí?”. Piensa en sus sueños, y ciertamente no son los de Gregory. Ella y su esposo Luca han hecho muchos sacrificios, pero no parecen nada comparados con los de quienes luchan todos los días para salir adelante.
Es hora de volver al hotel: en la tele hay nado con los próximos contrincantes de Gregorio. Sun Yang, el rival más formidable en los 1500sl, gana una plata en los 400 y un oro en los 200. Ya está en el clima de carrera, Lorena estudia a sus oponentes y vuelve a suspirar, esperando ansiosamente ver a su bebé en el agua.
editado por Nicola Vanni