¿Por qué es peligrosa la deshidratación infantil?

La gastroenteritis por rotavirus puede presentarse con frecuencia con fiebre alta y con numerosos episodios de diarrea y vómitos que pueden provocar una deshidratación, más o menos importante. Por deshidratación entendemos una pérdida de líquidos mayor que la supuesta. Con la diarrea y los vómitos (y también para la fiebre) el cuerpo pierde tanto agua como sales minerales (sobre todo de sodio, potasio, cloro), que son fundamentales para hacer circular bien la sangre y permitir que las células de nuestro organismo funcionen correctamente.



El cuerpo humano, y en particular el de los niños, está compuesto principalmente de agua. Los lactantes tienen menores reservas de agua y sales minerales, por lo que, en caso de enfermedades que provocan una rápida pérdida de líquidos, pueden deshidratarse más fácilmente que los niños mayores y los adultos, con riesgo de complicaciones, incluso graves (convulsiones, lesiones riñón, shock) si la deshidratación no se reconoce y trata a tiempo. Una baja cantidad de líquidos, azúcares y sales minerales provoca una serie de manifestaciones clínicas que el organismo pone en marcha para intentar compensar las pérdidas.

En caso de deshidratación leve o moderada,

• el niño tiene sed, está inquieto o tiene sueño;

• el niño tiene los ojos hundidos;

• las lágrimas son más escasas;

• la lengua está pegajosa;

• se reduce la cantidad de orina emitida (los pañales no están muy mojados);

• la respiración se acelera.

En caso de deshidratación severa, sin embargo,

• el niño tiene mucho sueño o parece comatoso;

• el niño tiene los ojos muy hundidos;

• el llanto está libre de lágrimas;

• la lengua está muy seca o seca;

• la orina está casi ausente (los pañales están secos);

• la respiración es muy frecuente o profunda e irregular.



En todas las formas de deshidratación hay una pérdida de peso corporal tanto más acusada cuanto más grave es la deshidratación.

En caso de deshidratación leve-moderada no hay consecuencias para la salud del niño, si se trata precoz y correctamente con la administración de bebidas especiales rehidratantes que contengan agua, sales minerales y azúcares.

La deshidratación severa puede tener graves consecuencias, particularmente en niños menores de tres años con fiebre alta, en aquellos que se niegan o no pueden negarse a tomar la solución de rehidratación oral, en bebés prematuros, en niños desnutridos o con otras enfermedades. En estos casos se pueden producir convulsiones, daño renal por insuficiente aporte de agua a los riñones, alteración del ritmo cardíaco, hasta la aparición de un estado comatoso y la muerte.


La forma más eficaz de prevenir la gastroenteritis por rotavirus es la vacunación. Desde 2017, se recomienda encarecidamente la vacunación contra el rotavirus y el Servicio Nacional de Salud la ofrece de forma gratuita. Si estás embarazada, o si acabas de tener un bebé, pide inmediatamente a tu pediatra información sobre la vacunación contra el Rotavirus: es un gran gesto de protección y amor para tu bebé.



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